viernes, 8 de febrero de 2019

Superhumanos superfelices, nos gustamos, nos divertimos, nos encantamos o nos enojamos, tan solo eso…

Ser feliz o no es un tema que tiene tanto de largo como de ancho, la gente que nos rodea vive pendiente de uno, ya sea porque lo quieren y de verdad se preocupan o por su innato instinto de intromisión en la vida de los demás, nos usamos como modelos comparativos, constantemente estamos atentos a los cambios físicos, sentimentales y laborales de la gente de nuestra comunidad, cada vez podemos sacar mejores conclusiones personales sobre cómo está otra persona, todo esto gracias al “Stalkeo”, una práctica a la que hemos recurrido todos en algún momento y que se convirtió en la manera como conocemos y describismos a la gente.

Este mundo de redes sociales, fascinante e infinito, nos entrega la información de primera mano, ya no es necesario llamar a los primos para saber cómo están, porque anoche vi que publicaron una foto dentro de la piscina de una finca con cerveza en mano, una foto visualmente correcta, perfecta, conclusión: ¡Están de maravilla!, y lo mismo pasa con algunas publicaciones que yo misma he hecho, una forma fácil de mentirnos es estar hechos mierda por dentro pero sacarlo con una selfie diciendo: “Feliz lunes para todos” (menos para mí que tengo mil temores, mil carencias y muchas constantes), esa foto alcanza un número de reacciones que entre más positivas sean, más confirman lo lejos que todos estamos de un “feliz lunes”.

Nos alegramos de lo malo y nos da envidia lo bueno, condenamos los errores y celebramos triunfos banales, defendiendo una opinión virtual incapaz de sobrevivir con oxígeno y gravedad acá en el mundo real, somos tan fuertes e invencibles en redes sociales, damos miedo, inspiramos desde la mentira, somos inmortales y despiadados, hemos perdido la reacción natural, nuestro aporte al mundo, al futuro  y a la sociedad es un “like”, con un “me encanta” pretendemos salvar los océanos y con un “me enoja” hago juicio sobre las noticias y los abusos de los derechos…

Las redes sociales hacen parte de mi trabajo, esa es la excusa que uso para estar presente siempre, por eso debo asumir que mi información es pública y que por ello debo aguantar/soportar  los veredictos de mis amigos, de mi familia, de la gente que me conoce personal y virtualmente, difaman de mis fotos en bikini, comentan que he subido de peso, que soy una descuidada, que Aníbal me va a dejar, que qué me vió... asumen mi estado de ánimo de acuerdo a lo que escribo en mis estados, asumen que todo está bien o que estoy jodida por mis post, pero, nadie me llama a confirmarlo, ya nadie nos llama, mucho menos, nadie nos visita, ¿por qué?, Porque todo está bien, lo dicen mis historias y lo dicen tus historias, pero aún así, reaccionan positivamente a mis post, comentan “Divina”, los divierte mi sentido del humor, por dentro me desprecian o me aman, todo dentro de una realidad virtual cada vez más absoluta. 

Esta generación de superhumanos ya no se da el lujo de fracasar si no el de lograr y publicarlo, no se da el lujo de engordar si no poner su foto en el gym con su #Notpainnogain, no se permite perder su trabajo sino publicar su nueva conquista,  no se da el lujo de tener las tetas caídas, más bien sube la foto de su más reciente inyección de silicona, no se da el lujo de sentir lo real sino lo que es tendencia, ¿y así esperamos que en esas mismas redes la gente sea más humana y consciente, esperamos hoy en día conocer una persona de verdad?... 

Como también es cruel opinar sobre el otro, sobre sus procesos, sobre su peso o su estado sentimental, “es cruel decirle a una persona que está teniendo un mal momento que sonría y deje de quejarse”**, este estereotipo de darlo todo, de ser feliz es una actitud, este otro de trabajar fuerte para lograrlo todo o este del afán por figurar y ser, cada vez cobra más vidas,  las empresas lo saben y nos inyectan productividad y efectividad a toda hora, están cansadas de perder dinero por contratar humanos,  nos ponen a dudar sobre nuestra capacidad, pagan costosas jornadas para hacernos más flexibles, resilentes y orgullosos jornaleros, nos estamos matando a punta de frustraciones con toda esa información, la meta es poner de perfil en linkedin una foto con cara de ejecutivo costoso y brazos cruzados dispuesto a todo, con mil certificaciones, pero ¿realmente nos hace bien estar dispuestos a todo siempre? 

Desafiemos a la felicidad, yo quiero sentir cosas reales, permitámonos el fracaso, la duda, el engaño y las tetas caídas, creo que ser feliz es un encuentro grato conmigo misma por allá adentro, y no hay nada de malo en publicarlo, pero lo que si está muy muy bien, es sentirlo... 

LeyRodriguez 

**Barbara Ehrenreich

jueves, 2 de julio de 2015

Andando con rapidez a lo “treintañez” - Ley R

Llegar a la edad de hierro ha sido toda una travesía, digo de hierro porque debo confesar que de tantos avatares de eso tengo curtido el pellejo, toda una armadura que adorna mis redondeces y exalta mis exuberancias,

esas mismas legitimas que se hacen de rogar por estas épocas en donde la gravedad me persigue como si quisiera robarme el equilibrio de todo lo que aun tengo en el lugar donde debe estar.

La última década no ha sido fácil, pero no por eso maravillosa, sin darme cuenta aportas de la vejez he recorrido con las mismas dos piernas caminos elocuentes como maltrechos, encontrando a lo cliché y con más frecuencia rosas y espinas por doquier, alimentando el alma con argumentos, vaciando y rellenando el cerebro con infantiles vivencias llenas de pena y miedo porque ya soy adulta y no se ven tan bien, he abrazado en con los mismos dos brazos a quienes no lo merecían y a quienes lo necesitaban, he tocado con las mismas dos manos la felicidad y el engaño, el amor y la ira, lo blando y lo duro, he dibujado y he rayado, he creado y destruido, todo con la misma voz y el mismo timbre, con los mismos ojos aunque un poco más idos, han sido diez años muy distintos a los que los antecedieron, época donde todo era más fácil y los sueños, esos si que eran posibles, como no extrañar ahora mismo una escapada para irme de baile, el secreto que aguardaba lo prohibido y las primeras veces de todo, tan únicas y tan personales, tan intransferibles y tan perfectas.

Treinta, un número esfénico, temerario y sentenciador para las mujeres, a partir del sábado será toda una decisión entre confesar de ahí en adelante mis años con valentía y ahínco o guardármelos en el fondo de la billetera donde viven la realidad junto con la fantasía, el dinero plástico y la cédula, pruebas fehacientes y reposadas de la verdad.

Los treinta llegan más rápido cuando menos los quieres, no llegan como los veinte quienes son como la visita de la tía favorita, esa que llegaba con dulces y regalos y tras del hecho te daba una propinita para la gaseosa, ¡NO!,  los señores tres décadas llegan con otros regalitos, detallitos simples como la Celulitis, las arrugas, la grasa no localizada si no apoderada, las repentinas y extrañas alergias, unas canas y no al aire, algunas alopecias, y várices mundanas que se hacen las gringas, tener una gripa es como caer en coma, una diarrea es de hospitalización, comerse una papita es proporcional a media hora de cardio, fumarse un cigarrillo es llevar la lápida colgada, tomarse un trago es saber que vendrán tres días de dolor, y aunque se tiene dinero con que pagar algunos sueños, en este momento te enteras de una vil manera que no serás millonario nunca, algo en el plan de la infancia falló, y te sientes como cuando supiste la verdad del niño Dios, engañado y atrapado en un sistema, la magia termina para muchas cosas, y vivir es tratar de subsistir entre el dilema de la sociedad, dar ejemplo y madurar, no empujar en el transmilenio y respetar la silla azul,  cosas que jamás fueron planeadas.

El número 30 es un número "Harshad" palabra proveniente del sánscrito que significa “gran alegría”, desde ese punto de vista podría sustentarse la magia que siento perdida en la década que ya pasó, por esta razón pretendo reivindicar mis años con pañitos de agua tibia a continuación:

(Léase en tono animoso, festivo, vibrante… positivo, pintoresco)

- “La vida ofrece extrañas venganzas mostrando de cerca la vida impedida de los demás”, recuerdo el colegio,  sobre todo el bachillerato loco, debo decir que no me fue mal en popularidad pero comprendí muy pronto que tratar de convivir con las mujeres era un asunto casi imposible, por eso resolví andar con los niños y ser enemiga de todas, pero mira como es la vida, hoy día me agrega al Facebook gente que me ignoraba olímpicamente o planeaban mi final cada recreo.

- “Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro”, en esta etapa de la vida doña Isabel Allende me paso ese dato, y es que es mejor tener tan bueno que es madurar y deshacerse de lo que no sirve construyendo una vida propia huyendo de estereotipos y sobre todo de la opinión y la moral de los demás, que bueno es elegir ser feliz.

- “Hoy me arrepiento de las dietas y de los platos deliciosos que rechacé algún día por vanidad”, con algunos kilos demás y odiando al fantasma ese de los veinte que intento superar, pienso en los “no” que dije por miedo a la adrenalina y al pereque de lo nuevo, y aunque confieso que he vivido hay cosas que ya no puedo hacer, pero en la balanza (no la del gimnasio) son muchas más las posibles y que las niñas de 20 desearían hacer, por ejemplo: pagar mi martini, irme de viaje, hablar y saber de sexo, dormir fuera de casa, usar tacones todos los días, llorar por dentro, embarazarme y ser felicitada, no casarme nunca porque también puedo sola, o casarme y ser feliz porque quiero y no me toca, en pocas palabras hacer lo que se me da la gana y ser legión con mis demonios.

-  “Me encanta por fin elegir con quien y donde quiero estar”, porque en la edad de oro de los veinte sentía que eran ellos quienes me elegían (hablo de los trabajos, bueno también de los tipos), a estas bellas alturas ya no me voy con un pelmazo que me hable lindo, a los treinta  se tiene, se busca o se espera un tipo inteligente, buen amante (porque ya sabes que es un buen amante) y sobre todo alguien que esté a tu altura y que pueda construir contigo, que ames con todo lo que ya trae, porque debo confesar que la vida se convierte en una empresa y no puedes asociarte con cualquiera, es por esta razón que cada vez hay más chicas solas, inteligentes y héroes; en tema laboral hay que aprender a no regalarse nunca más, a partir de ahora hay que defender esos pedazos de papel que titulan tus talentos y le dan peso a tus habilidades, la profesión se defiende a muerte porque estudiar ha costado trabajo, lágrimas y dinero, de quien haya sido pero han costado, uno no va por la vida regalándose a terceros y alquilando la dignidad.

- “No se ruegan amistades ni se mendigan amores”, ley de vida pos treinta, si con la edad que se te acaba de montar al final de los párpados, no sobreviven los amigos de siempre, pues sencillo: No fueron los amigos de siempre, quizá representan a las personas condicionadas a situaciones que con gran madurez hay que dejar ir o con gran lucha y amor hay que conservar, el corazón dicta lo que está mejor frente a cada caso.

- “La vida es perfecta y las cosas pasan por algo”: de manera inconsciente ha sido mi frase favorita de los últimos meses, y no es para menos, justo a los treinta son más sinceros  los NO y más hipócritas la mayoría de los SI, pero la justicia de lo no palpable interviene, uno desarrolla la  habilidad de entender en corto plazo porque no pudimos tener lo que queríamos, nos volvemos expertos en cerrar ciclos y los nuevos objetivos de vida tienden a reinventarse con cada arrastrada hasta que por fin se aprende, por eso los sueños son renovables tras cada desengaño… Menos mal.

Treinta de mis amores, no me convencen del todo pero los defiendo a capa y espada, porque son míos, mas buenos que mal logrados, no pueden haber sido mejor vividos.

Feliz cumpleaños a mí, por ahora me pego más al piso con los dos pies, pero danzando, porque como dice Sabina: Bailar es soñar con los pies, así que “Baila, baila Zarité, porque esclavo que baila es libre … mientras baila”. (Isabel Allende)

Ley R


Advertencia: Ni las fotos ni el texto tienen filtro así son los treinta :)

martes, 15 de abril de 2014

Anoche Soñé


Caminaba bordeando los comienzos de un año más bien raro, ese mismo que inició cumpliendo sueños, celebrando cumpleaños y reconciliándome con enemigos, empezamos bien con el adagio del pié derecho, estaba tranquila porque hacía poco me había puesto los calzones rojos, me había hartado las 12 uvas y todavía tenía las lentejas de la buena suerte entre el bolsillo de mi pantalón, empacaba las maletas de un viaje que siempre había querido hacer acompañada de la mejor de todas: Mi madre, reíamos y mientras nos sentábamos en el avión veía como la felicidad le salía por los poros, y los ojos le brillaban igual que cada vez que surcábamos cielos con sol entre las nubes de 4.800 pies de altura entre Bogotá y Medellín. Fuimos felices.

Iba caminado, luego empecé a correr, me perseguía una ficha gigante de rompe cabezas, corrí sin parar hasta que vino el abismo que no vi a tiempo, “nos ha llevado el mismísimo putas”,  el  paso hasta el fondo sin fondo que me despertó unos segundos por la sensación de caer al vacío, una vez retomé, una ilusión se había muerto y con las manos vacías lloraba tener que decirle adiós a un lugar y a unas personas que quise a montones, así fue como vagué por un desierto unos cuatro meses, justo donde aparecieron tú y tú y otros más a sacarme del tedio, lo lograron.

Mediaba la rareza del año loco, no estrenaba empleo pero si regresaba a un lugar especial, me enfrentaba a un gato de selva más bien garrudo con quien ya había hecho la paz, estaba de regreso y con las pilas puestas, pero el gato había muerto y  ahora habitaba un león, más bien una leona y desde que la vi por primera vez, no he podido recuperar el amor por ese lugar tan bonito.

La magia del carnaval la sentía en la barriga junto con las mariposas que despertaron amores viejos que estaban de vuelta en mi camino, luego de celebrar hasta la manija mis cumpleaños, comprendí que no se trataba de mariposas sino más bien de parásitos que debía exterminar  de una vez por todas cual tenia y larva en mis entrañas, le pegaba en la cabeza a las culebras y no morían, extraño pasaje en el mes de los vientos que fácilmente alzan la faldas como la mía, pero entonces aparecieron mis sobrinas como ángeles que te sacan del fondo de la tierra para bailar.  Anoche soñé que el 2013 acababa, y en abrir de ojos esta mañana comprendí que no estaba soñando, había resumido todo en una noche fiebre, que cosas, ya estamos en abril del año siguiente.

jueves, 6 de marzo de 2014

La ecléctica se reconoce


Esto de descubrir que soy la ecléctica más grande, me llevó a conocer mucha verdad, claro y es que este híbrido de personalidades ha hecho que el enamoramiento repentino de los tipos dure mientras saco mi lado de maldad, o me quite amigos de encima a quienes no les ajusta ese detallito que no va con su posición tan definida frente a la vida, ese Mr. Hyde inesperado del encantador Dr. Jekyll que se me sale abrazado del empute. Pero como  yo me quiero así, sin ismos definitivos que segmenten mi corazón, y mis papás y algunos amigos también aprecian esta diversidad, es importante dejar claro un lista de “cositas” para tener presentes en futuras invitadas a salir y planes de amistad, o tomadas de cerveza y café, cines, teatros, viajes y cualquier otra actividad que anteceda una echada de perros con fines así sea mero sexuales:

1.            No renuncio a nada, llevo más de tres años redactando  mi declaración en contra de las corridas de toros y no he podido, en todo caso también la tauromaquia hace parte de mi, pero, me rompe el alma el sufrimiento de un animal y por esta razón hace exactamente más de un año fui a la última corrida de toros y no pienso volver, pero aclaro que esto no corresponde a un “ismo” de la moda ni tampoco un perfecto desconocido vino a sugerirlo, poco a poco se toma una posición frente al tema.

2.            Me gusta la moda, soy compradora, me gusta la tecnología, me gustan los buenos lugares, me gusta tomar buen café, la buena música y eso vale, no puedo ser Gandhi, lo siento, no he aprendido aún a determinar qué si y qué no necesito, ¿consumista? Si, por lo menos lo acepto, he visto hippies entrar a McDonald’s, la gente que lidera los “ismos” también tiene etiquetas en su ropa y su revolución mediática la comandan desde un Ipad.  (no me jodan)

3.            Vengo del campo, me gusta la tierra mía, los campesinos, amo a mi padre con toda mi alma, un día me dijo: “Yo soy montañero, pero también se bajar al pueblo”, esa es mi consigna, por culpa de la violencia terminé en la ciudad, crecí en un barrio humilde, y no por eso tengo que quedarme allá mirando por la ventana como transcurre la vida de las y los que admiro, sabiendo que yo también puedo, no puedo dejar de hacer cosas por salir adelante y buscar mejorar mi calidad de vida, evitando hacer parte de los índices de madres solteras y cabezas de hogar, y tampoco me gusta colaborar con la cifra del desempleo, y aunque aún no tengo más que ideas, cuando estas se materialicen seré una pequeña burgués. ¿Qué hacemos? a mi tu revolución no me da de comer, el día que lo haga, me caso contigo, por ahora prefiero trabajar.

4.            Compartir es de esas cosas que prefiero, allá en una finca minimalista, en medio de la nada y sin poderme bañar, pero con mis grandes amigos, así como allá en ese bar de la zona rosa, o de la T, aprendiendo que se ve bien y qué se ve mal, en la cómoda tarde con un Dry Martini en mano, amo los buenos sitios, no necesariamente los mejores son los más caros, pero en mi lista hay de todo, y con todos y todas, de todos los gustos y calañas. Entonces: ¿No te parezco auténtica? Lo siento, muchos de mis amigos aceptan mi diversidad social y la respetan.

5.            Desde que las redes sociales virtuales existen, siento que el mundo ha evolucionado, y no voy a renunciar a mis perfiles, me gustan las fotos, me gustan las tonterías (como esta) que publico a diario y a cada rato, me gusta relacionarme con la gente, creo que toda la mentira que se supone que uno aparenta y tanto cuestionan los sabios del Facebook, tiene más verdad de fondo de lo que se cree, acá en la redes sí que se conoce a las personas. He visto Taggs de seudomonjes tibetanos viajando a New York y desayunando en Tiffanny´s, todos estamos colonizados y atornillados del culo a la expectativa de lo nuevo, todos, incluso tú querido ejemplo de vida cristiana, y tu también mochilero del mundo. Prueba desatornillarte y mira como te jodes con tu discurso obsoleto.

6.            Soy una chica hueca que camina por ahí con tacones de 10 y 15 cm, vestida de lentejuelas y haciendo lindas fotos en mi cuenta de Instagram, lo sé, admiro a Audrey Hepburn y también amo la literatura, el cine y la verdad de la poesía, veo algunas noticias e intento dejar de desprestigiar a la televisión, en todo caso allí también hay mucho de cierto, no me sé todas las capitales del mundo ni hago complicadas operaciones matemáticas sin calculadora, en mi vida no he hecho más de tres crucigramas completos, aprenderme la tabla de multiplicar del nueve fue un trauma, no logro escribir un verso.  Por lo anterior no puede decirse que sea una mujer muy inteligente, si estoy ebria digo que el que tomó cicuta fue Platón, e incluso suelo olvidar los nombres y las fechas muy fácilmente, quizá me destaco en otras disciplinas que no te aportan, como por ejemplo saberme muchas canciones, aguantar la respiración bajo el agua algo de tiempo, dibujar garabatos y hacer burbujas en la oficina. Cocino muy bien, pero no quiero ser buena ni mala ama de casa, no quiero serlo nunca. ¿Te sirve?

7.            No soy feminista, pero si mujer, me gusta informarme para poder defender mi género en las justas de las tertulias de los cafés y bares, pero también en las lecciones, por supuesto no tolero ningún tipo de violencia contra ninguna persona, es especial en contra de las niñas y las mujeres, tampoco soy indígena, ni afro descendiente, ni gay, pero apoyo las iniciativas justas que  reivindiquen sus derechos y que no estén ligadas a la moda revolucionaria, la diferencia no se hace botando piedra, se hace recogiendo el papel.

8.            Para mí, Dios está en todas partes, lo vi anoche en el señor que me donó su silla al ver que estaba de pie, cansada y algo enferma, también apareció la otra noche cuando cuatro abrazos me devolvieron la esperanza, allí está Dios, habitando la alegría y las sonrisas sinceras que me reciben cada mañana vestidas de vigilantes en mi trabajo, en mi papá y en mi mamá, en mis amigas y amigos verdaderos, en mi familia y en la tierra,  todos concentran su energía y permiten que exista el mañana y se sostenga el universo. Así que déjame dormir  testigo Jehová,  los domingos tú trabajas pero yo lo hago toda la semana y no me meto contigo ni con tu descanso.

9.            Me gusta la fiesta, me gusta la comida, no hago ejercicio, fumo y tengo a veces un genio de  mierda, cada vez soy más sensible y me afecto bastante cuando me dan lugar a sacar mis propias conclusiones (para la muestra este escrito), me encanta la Piaf y sus excesos, pero de eso me encargo yo sola, no me gusta dormir abrazada toda la noche a un cuerpo que suda y enciende con calor y olores una cama que ya ha pasado de la acción a la paz del sueño, tengo mucha pasión por dentro y mucho amor por fuera, antes de empantanar los espacios públicos con la cursilería, me gusta decir “te amo” con otros detalles a solas, prefiero saber que voy a sorprender, quiero mucho, en especial a mis amigos y amigas, me dan tusa y todo, detesto que el amor sea la razón por la que salen corriendo los hombres libres, esos que me encantan, esos inteligentes, los que si se saben la tabla del nueve, las capitales  y han escrito versos, cantan o enseñan, debo reconocer que odio que ellos amen a esas chicas más inteligentes que yo, las que se pueden predecir y describir, pero no tiene caso, cada quien con sus prioridades, algún día llegará ese quien sea capaz de leer y amar este hipertexto que soy yo con toda mi rareza y mi mentira.

10.          PD: Si somos amigos y te gusto,  y ya te dije que no, en serio, no es no.

miércoles, 12 de febrero de 2014

ENTRE EL TOMATE Y EL ÉXITO




La vida en trocitos de felicidad, puso una de esas deliciosas cremas de tomate para el almuerzo este día, sin poder sentarme en un lugar diferente compartí en el comedor comunal de esta a veces recalcitrante oficina, por cosas del destino cuando algo tiene que cobrarme, frente a mí se sienta ella... y luego de ella, las otras... 
…Y mi tragedia de la ultima hora inició.. 
el tema del interesante almuerzo que agrió en mis entrañas la sopita del tomatico, fue el mejor lugar para darle solución a quizá el problema más grave para la humanidad hoy día: ¿Dónde operarme la grasa?, o ¿Dónde hacerme la Llipoescultura?... 
Sin poder despegar el culo para volar a otra silla, tuve que hacer digestión entre un musical de estética, novelas y comparaciones cliché con las más afamadas modelos de mi país, escuchando las sabias anécdotas de las amigas de las amigas que después de sus cirugías han garantizado el éxito en su vida.


Muy preocupada engullendo esos deliciosos cuadritos de aguacate  pero sin disfrutarlos, pensé que jamás seré una “mujer exitosa” como ellas lo serán después de su cirugía, ni siquiera he empezado a ahorrar para ello porque claro, ¡demonios! ya me gasté la platica en una especialización que a estas alturas de la sociedad no me garantiza fortuna y larga vida…

Conclusión: Es mejor no almorzar con gente tan exitosa.

LeyR
Oficina - recalcitrante! 

lunes, 13 de enero de 2014

Déjame..

Déjame pensar que es cierto,
No me saques del asombro,
Juguemos a la mentira,
Que soy experta en enfrentar infamias,
Que solo tengo ilusiones no correspondidas,
Déjame morirme y resucitar de nuevo,
Allí en ese lugar tuyo que tanto me hace bien,
Déjame pensar que es cierto que quizá algún día
Podría volverte a ver…

LR – Ofi – 13-01-14

jueves, 30 de mayo de 2013

Servicio corriente a la nostalgia


Un jueves que parecía cualquiera, mientras en el reloj blanco que nunca usa, entre esas manecillas diminutas y plateadas se marcaban la una y diez, justo la hora para entrar a la ducha y salir a tiempo para las tres únicas citas que tenía en la agenda de la tarde. El polvo que levantan los buses le pone rucio el abrigo azul oscuro, por fin luego de veinte minutos logra tomar el bus alimentador.

En el portal del transporte masivo, aún a sabiendas que su destino tenía que ver con el norte de la ciudad, decide tomar el servicio más próximo y cercano, ese que se dirigía al centro, pensando que al llegar al centro tomaría un bus urbano que tomara la séptima y así llegar sin apuros a su primera cita de la tarde.

En el Transmilenio mientras se maquilla, en los oídos encanta La Faraóna con su  “Ay pena, penita pena”, se imagina que de sus caderas cae el traje de cola y en sus manos dos castañuelas animan esa voz que soñó y que no tiene, aún así, mientras el rubor hace su trazo inminente y coqueto en su mejilla, en la mímica de su boca se puede leer “Si en el firmamento poder yo tuviera, esta noche negra lo mismo que un pozo”…

El centro de la ciudad como siempre lleno de gente y tacos de carros, en la calle diecinueve a la altura de las Aguas, toma el primer bus con destino al norte por la carrera séptima, para entonces el ritmo había variado, cantaba El Cano Estremera con su “Ámame en cámara lenta”, este cambio brusco en su reproductor pone en escena a Symphony of Destruction de su amada Megadeth, seguido de Latinoamérica de Calle Trece, mezcla que le permite imaginar que es la dueña de una esquina de tres pisos no cualquiera, una esquina en donde podrían caber casi todos sus amigas y amigos, así, en la primer planta por ejemplo, funcionaría un  lugar de Salsa, ya en la siguiente se le daría el espacio al Rock y al Metal, y en el último piso, esa terraza soñada con ritmos fusión de su pacífico querido, Bomba Stereo, Systema Solar y demás amores recientemente concebidos, esa sopa acústica en dónde cabrían todos y todas, y lo mejor, en su propio barrio.

Cagada de risa con esa anterior explosión de creatividad y mientras se imaginaba de piso en piso pasándola de lo lindo copa en mano, el bus se detiene en un semáforo especial, ella nota que está en la esquina de la veintisiete con séptima, mira la oriente y allí a penas se puede ver esa que fue su segunda casa tanto tiempo, el cosio de La Santamaría; ojo aguado se queda fija en la placa 6-75, esa oficina donde conoció el amor.

Mira al occidente y se encuentra a penas con la punta de la antigua Torre Bancafé, lugar a donde migró luego de una larga temporada entre luces y espadas, entre arena y arte, sitio a donde se llevó los primeros sueños de tener mejor paga por su trabajo y tomar en serio por fin la vida laboral; el bus arranca y se queda viendo el edificio del Tequendama, otra historia más de vida, otra oficina que tuvo, quizá la única, o la más grande esa que también fue la que duró menos tiempo.

La música sigue sonando, esta vez se pregunta el por qué del desempleo, más exactamente las razones del suyo, todo esto al son de A dos Velas y “Vamos a tener que querernos más”,  canción que buscó con la intención de alimentar el duelo que a penas revivía luego de haber pasado por ese semáforo en el Centro Internacional, un latigazo flagelante que se propina después de esta serie de coincidencias camino a su primera cita.

Otra vez siente que entra a territorios propios justo cuando el bus pasa por la calle 73, a penas se logra distinguir el logo de la Editorial Planeta, lugar donde aprendió de dolores y fuerzas, de soles y laureles, de barras y barcos y a caminar derecha y sin miedo con tacones y mini falda por entre las filas de los hombres de la patria, allá donde vivió aventuras cortas pero extraordinarias, quizá muchas en tan escasos seis meses de contrato.

Muy cerca, en la calle 75, descubre que aquellos vinilos microperforados de los ventanales externos de la esquina del hermoso edificio han sido retirados, pero vuelve a estar tranquila cuando se cerciora que aún sobre la calle bajando hacia la novena, están todas esas motocicletas parqueadas  y ondea la bandera de Irlanda tan solemne como esos hombres de Honor; La lentitud del tráfico le permitió rebobinar esa historia desde la muerte de Cesar, su primo, quien fuera un escolta que perdió la vida en absurdas condiciones, años después nuestra protagonista por extrañas razones consigue un empleo en la misma compañía que su primo, la  misma de las motocicletas, viviendo así la experiencia mas enriquecedora de su profesión, la aplicación total de los conceptos y aprendizajes, la creación total y arbitraria, que buen lugar, piensa, y una sonrisa se escapa al tiempo de esa parte de la canción de Sabina  que dice: “No, no, no puedo enamorarme de ti”.

Ha llegado a su cita, se encuentra con Alf, ese chico que ella quiere y admira, que a veces cuando recuerda la manera en que se conocieron le remuerde la crueldad con que ella misma le dio fin a un posible brote de amor, para los tiempos de esta cita no son más que dos grandes amigos de las grandes ligas, el caballero le entrega un dinero fruto de un negocio de tantos que sostienen hace años, un abrazo fraterno finaliza este compromiso y subida en un taxi emprende el cumplimiento del siguiente, con un solo audífono va en modo Rubén Blades una vez más con su “Maestra Vida”.

Se dice que las nostalgias son iguales de grandes y sentidas si los recuerdos del suceso viajan desde muy atrás en el pasado, o muy acá en el casi presente, mientras espera a su ex jefe suena en su reproductor “Maligno” de Aterciopelados, se pide un Café Viena cargado, de repente Marié hace su entrada, se le ve radiante como siempre, animada a pesar de las circunstancias,  un abrazo de esos de verdad inicia el tejido de la charla de actualización que pueden tener dos mujeres cercanas: Familia, Salud, Trabajo, tiempo libre, etc. Las dos desempleadas pensaban en alternativas y aunque la cita no duró mucho sirvió para pintar de nuevo con colores algunos baches que empezaba a adoptar nuestra protagonista en su vida.

Fría está la ciudad, no hay peor hora para abordar el transporte público que pasadas las cinco de la tarde, luego del mini infierno que hay que vivir cuando trata de montarse en uno de los buses y llegar ilesa y con todas sus pertenencias a su destino, se percata que Alma de Loca suena, en la versión de Roberto Goyeneche, recuerda a su eterno amigo y lamenta las razones que cada vez han ido marcando fronteras entre su confianza y el poder de la palabra absoluta, cuando de verdad es absoluta.

Son las seis de tarde, al bajar de la estación prende un Marlboro frente a su antigua Facultad despertando así los remolinos de recuerdos que viajan entre los últimos  diez años, los fantasmas de la antigua edificación parecen cobrar vida y bailar entre el humo. Pero no vino a este lugar llamada por la nostalgia, acude a el llamado de Serge, su amigo de carrera que le trajo desde la tierra Gaucha esa yerba Mate que tanto le hacia falta para pasar las horas de “la pensadera”, precisas horas que entrar a hervir en el mismo consomé de las facturas pendientes, las culebras y la sociedad de amigos exitosos que todo lo tienen solucionado, momentos de guerra con el mundo que saben mejor con esta bebida.

Esperando a su compañero Serge solo puede pensar en buscar “Vértigo” de Ismael Serrano, así entre la magia del miedo al tiempo que se marcha, ve pasar a una niña de unos diecisiete años, llevaba un morral lleno de llaveros, unas medias de colores y falda, cabello muy muy largo y suelto sin acomodación alguna, tenia enormes ojos enamorados con largas pestañas como los sueños de una chica humilde que va feliz a estudiar a un lugar llamado Universidad, el teléfono móvil suena y mientras nuestro personaje averigua de quien puede ser la llamada, en el sube y baja de la mirada, la chica colorida desaparece entre la multitud, podría haber sido un espejismo, o el fantasma de hace diez años de lo que fue nuestra actual mujer de  esta historia, hoy con casi treinta años a cuestas.

Mate en la cartera y un fraterno abrazo de reencuentro y despedida con Serge, son la fotografía de la ultima cita del día de la Moni, ella decide caminar hasta donde pueda tomar un bus normal y no de nuevo un Transmilenio, ahora escucha a Silvio Rodriguez en su gran “Ángel para un final” y por cosas de la vida sus pies parecen recordar la ruta de cada noche después de clases: Parada donde Yenni para comprar un cigarro, así tuviera, otro abrazo y mil risas, luego derecho hasta la calle 39 para subir a la once, y cruzando el semáforo ahí estaba, la sede principal del Banco que más quiso, uno de sus trabajos más importantes, por el que salió del país un día y llegó llena de cosas aprendidas en la travesía ecuatoriana más hippie y encantadora, allí hace una pausa, suspira y supone que perdona a quien le robó ese sueño Alemán,  lee el Slogan que ella misma creó hace seis años e imagina que el ex jefe sale y la reconoce y ella por fin le sonreirá en gesto de “todo esta superado”, pero nada de esto ocurre, en el fondo creo que tampoco logró perdonar.

Sobre la once, comienza a reírse de la cantidad de coincidencias y sucesos de la tarde, planea escribir algo al respecto, piensa que sólo falta haber pasado por su ultima oficina para completar los pasos recogidos laborales, mira hacia arriba y como un deseo casi concedido, recuerda que en cierto edificio, en el piso once, había empezado la dura competencia para ganar ese ultimo puesto, el más completo y el más serio, el mejor pagado, el que le arrebató la política y hoy la tiene produciendo estas historias tontas al tiempo que rebulle el perol ardiente y desagradecido de las ofertas laborales, que más que ofertas parecen ofensas frente a la experiencia y la formación profesional, todo esto ocurre mientras suena “Sin Oficio” de Systema Solar.

Llega a casa, en el camino largo pudo haber repetido varias canciones, coincide con sus alter egos en que lo más interesante que ha sucedido hace tres meses que esta desocupada esta escrito en estas líneas, sufre de desocupe y tras del hecho escribe pendejadas, piensa; La Moni, nuestra protagonista se mete en su cama y cree, como todas las noventa noches anteriores, que mañana será el día en que se ocupe de nuevo, pero el tedio solo la ha empacado al vacío en un servicio corriente a la nostalgia, a esa hora ya ha apagado la música.